26 de marzo de 2024, 16:41 PM
26 de marzo de 2024, 16:41 PM
Oikoite, en idioma guaraní significa “que funciona muy bien” o “que está muy bueno”. Es también el nombre con el que la estatal petrolera paraguaya, Petropar, eligió para bautizar a la gasolina de 93 octanos que vende en su cadena de surtidores en todo el país. Este tipo de nafta es la preferida por los conductores en Paraguay, según Gustavo, un funcionario de una estación de servicio en pleno centro de Asunción. La razón: “tiene una relación de precio y calidad considerable”, dijo el joven.
La semana pasada la ‘Nafta Oikoite 93’ se vendía a 6,640 guaraníes (Gs) por litro -unos Bs 6,37-, un precio relativamente accesible para la media de usuarios paraguayos que consumen combustibles fósiles importados, cuyos precios se actualizan cada tres meses, de acuerdo a los precios internacionales del petróleo.
Sin embargo, ese no es el precio real. Desde que se reglamentó la Ley de Fomento de los Biocombustibles N° 2748, en 2005, el Ministerio de Industria y Comercio fue incrementando gradualmente la adición de biodiésel y bioetanol a los carburantes, hasta llegar a mezclas de entre 2 y 5% para el diésel y de entre 24 y 27% para la gasolina.
Según el especialista en energías renovables y ex director de Biocombustibles del Ministerio de Industria y Comercio de Paraguay, Juan Cabral, el uso del etanol anhidro en la gasolina permite un ahorro del 30% para los consumidores, ya que se deriva de la producción nacional de caña de azúcar, que está ampliamente desarrollada en el país vecino. Ni qué decir de los vehículos ‘flex fuel’ que pueden cargar Etanol al 85% (E85) o simplemente alcohol hidratado al 100% a un precio de Gs 5,590, unos Bs 5,36 por litro.
EL DEBER visitó Asunción y conoció de cerca el mercado del etanol en Paraguay. Los surtidores ofrecen al menos tres tipos de gasolinas con mezcla de etanol anhidro al 27%, las naftas de 85 octanos, de 88 y de 93. La única que no contiene etanol es la de 97 octanos y es considerada la gasolina premium para vehículos de alta gama.
Juan Cabral destacó que el uso de etanol en las gasolinas paraguayas data de mediados de los años 80, debido a la influencia del mercado brasileño. Pero fue recién en el nuevo milenio que se vio por conveniente regular la producción y el consumo. Previo al diseño de la Ley 2748 se logró consensos con la Cámara de Distribuidores de Automotores y Maquinarias (Cadam) y las Distribuidoras de Combustibles Asociadas del Paraguay (Dicapar).
“Obviamente el sector más favorecido fue la agricultura familiar de las zonas que también estaban gratamente satisfechas por ese avance de la ley”, manifestó Cabral, al mencionar que a partir de 2015 ingresaron nuevos jugadores al mercado del etanol: los productores de maíz, a través de una nueva ley, que si bien tiene menos valores agregados que la cadena de la caña de azúcar, cuenta con una regulación especial al tratarse de un alimento.
Actualmente Paraguay cuenta con cinco grandes empresas sucroalcoholeras, una de ellas a cargo de Petropar y la otra de capitales brasileños, la más grande de Sudamérica, Industria Paraguaya de Alcoholes S.A. (Inpasa), que produce 12 millones de litros de etanol por mes y 750 toneladas de azúcar por día.
Al mismo tiempo, Cabral precisó que el parque automotor no necesitó de adaptaciones especiales para soportar las mezclas de etanol, aunque admitió que es más volátil, pero que genera un círculo virtuoso al incrementarse su consumo nacional. “También existen otros incentivos, en relación a la importación o a la adquisición de vehículos flex, que tienen arancel cero para su importación. Esto fue establecido por el entonces Ministerio de Hacienda”, agregó.
¿Daña o no daña el motor?
El senador paraguayo Gustavo Leite recordó que cuando ocupó el cargo de ministro de Industria y Comercio, tuvo la oportunidad de implementar la mezcla de 25% de etanol. “Veíamos que Paraguay, siendo importador neto de combustibles, estaba desperdiciando una oportunidad. Los cañeros pedían a gritos una oportunidad, los industriales decían: denos mercado que vamos a invertir, y lo que tenemos hoy son cinco industrias alcoholeras nuevas, más superficie de siembra, mejores precios para los cañeros, y no se ha roto ningún motor”, expresó.
El legislador mencionó que está “al tanto” de lo que sucede en Bolivia (con el mercado del etanol), lo que le recordó que en su país hubo cierta reticencia de algunos sectores, por lo que se tuvo que acudir al Instituto Nacional de Metrología, Calidad y Tecnología de Brasil (Inmetro), que brindó su dictamen técnico sobre el efecto del alcohol en los motores.
Todo ello permitió subir las mezclas y de pronto el parque automotor pasó de una mayoría de vehículos brasileños a marcas coreanas y, últimamente, chinas. “Ahora el 95% del parque automotor utiliza etanol y autos de lujo hay unos pocos y la mayoría son a diésel. ¿O quién, teniendo un Kia Picanto va a cargar un combustible de 2 dólares el litro? No tiene sentido”, consideró Leite.
Destacó también el decreto de 2011 por el cual los vehículos ‘flex’ ingresan con cero arancel a Paraguay. “Y la gente empezó a traer porque era 10% más barato”, agregó.
Domingo Ruiz, ejecutivo de GAC Motors en Paraguay, señaló que la firma importa vehículos de última tecnología y no presentan problemas al cargar naftas con 25% de etanol. De hecho, la garantía de los vehículos es de fábrica para 5 años o 150 mil kilómetros. “Hace más de 10 años iniciamos con 10% de alcohol y ahora tenemos el 25%. Los vehículos no presentan problemas y la mezcla es bien consumida por ellos”, resaltó.
Ponderó también la calidad de los vehículos que representa, ya que las nuevas tecnologías permiten mejorar la eficiencia. “Nosotros estamos representando en Paraguay, hace ocho años, desde el 2016, y cero problemas”, acotó.
Marcelino Bejarano, un conductor que realiza servicios al aeropuerto de Asunción en su vehículo Kia Sportage Flex, apuntó que no tiene problemas con su vehículo y que trabaja con él, ocho horas al día. Utiliza la gasolina de 93 octanos, pero mencionó que en los días calurosos, el etanol se evapora más rápidamente. “Cuando hace calor se evapora mucho y cuando hace frío, el motor cuesta arrancar, ese el problema, pero la gente no se queja”, expresó.
Crecimiento acelerado de producción de biocombustible
Según el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), con sede en Costa Rica, la producción y consumo de biocombustibles líquidos mostraron incrementos del 4 % y 3 % en el 2021 con respecto al 2020, luego de la disminución de ambos indicadores durante la pandemia.
Si bien los niveles en la producción y el consumo quedaron por debajo del 2019, se retoma una tendencia alcista del 568% y 680% en ambos indicadores durante los últimos 20 años.
Durante el 2021, 60 países contaban con algún tipo de regulación, generalmente mandatos de mezclas directos o indirectos, que aseguraban el consumo de algún tipo de biocombustible líquido. Asimismo, se registraron más de una decena de Estados subnacionales con obligaciones de uso de bioetanol, biodiésel o ambos.
Entre los distintos tipos de biocombustibles líquidos se destaca el bioetanol como el de mayor producción, con un uso creciente del maíz como materia prima en los últimos 15 años. Ello se suma a la importante tradición productiva derivada de la caña de azúcar, especialmente impulsada por Brasil a lo largo de varias décadas.
Los cinco principales productores de biocombustibles líquidos son Estados Unidos (42%), Brasil (24%), Indonesia (6%), China (3%) y Alemania (3%). El 22% restante de la producción se distribuye entre los demás países del mundo, con una participación destacada de Francia, India, Tailandia, Argentina, Países Bajos y España.