23 de junio de 2024, 3:55 AM
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Son parte del paisaje urbano, sirven como punto de referencia, pero también son parte de la historia de los cruceños. La ciudad de los anillos alberga una decena de árboles longevos que también contribuyen a que Santa Cruz de la Sierra ostente el aire más puro de América.
A propósito del Día del Mundial del Árbol, que se celebra cada 28 de junio, entendidos en botánica destacan que los cruceños somos afortunados de recorrer las calles y poder apreciar especies nativas, como tajibos y toborochis, que están en calles, aceras y otros espacios públicos.
Entre la diversidad de especies y gran variedad de ejemplares hay al menos diez árboles añejos que han resistido el paso del tiempo y han acompañado el desarrollo de Santa Cruz de la Sierra. Son símbolo del patrimonio vegetal de la ciudad.
Uno de los más icónicos es el motoyoé (Melicoccus lepidopetalus) del Zoológico Municipal que es el más longevo de la urbe, con 215 años. Frondoso, de tronco grueso e inclinado, este motoyoé macho forma parte de los 800 ejemplares de las 70 especies que hay en el zoológico. En sus lados tiene dos carteles de información.
El primero cuenta con todos sus datos técnicos y el segundo es sobre la certificación que la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierras (ABT) hizo en 2015 al declararlo el árbol más longevo de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.
Según la ABT, cuando se creó la República de Bolivia en 1825 este árbol probablemente ya tenía ocho años. “Ha sido testigo de muchos sucesos. Por tal motivo le hacemos este reconocimiento”, se puede leer en el cartel.
“Este árbol tiene su reconocimiento y está muy bien porque lo estamos valorando”, destaca el biólogo Abrahan Rojas que trabaja en el zoológico.
El biólogo Huáscar Bustillos
hizo un inventario con los árboles más longevos, en el que destaca este y otros de la ciudad, como el aguaí (Chrysophyllum gonocarpum) del barrio San Luis, con 150 años aproximadamente. Los registros a los que accedió Bustillos muestran que, a mediados de 1970 el profesor Noel Kempff Mercado, nombró a la señora Hilda Orías de Vaca Guzmán como una de las custodias del árbol y existe una fotografía de esa década en la que se lo contemplaba grande y frondoso.
También está el cupesí (Prosopis chilensis) del colegio Nacional Florida, esquina de las calles Moldes y Chuquisaca, que bordea los 200 años de existencia. La fotografía más antigua data de 1921 (y se lo ve relativamente añoso) cuando las calles aún eran de tierra y los carretones servían de transporte a la población. Bajo su sombra fue fundado del club de fútbol Real Santa Cruz, en 1962.
El toborochi rosado (Ceiba speciosa) de la plaza Ñuflo de Chávez, conocida como plazuela del cementerio, posiblemente sea el representante más antiguo de esta especie en la ciudad. Existe una fotografía de 1973 y es posible que hubiese sido cultivado entre los años 1911 y 1917, por lo que debe tener más de cien años.
“Otro gran árbol es el famoso cupesí del mercado Los Pozos ”, que está en la esquina de las calles Campero y Suárez Arana, que, además de ser histórico es un punto de referencia, apunta Bustillos. Una fotografía 1960 muestra una parte del árbol y se estima que ya tiene unos 150 años.
Otro ejemplar añejo es el toco (Enterolobium contortisiliquum) de la avenida Argamosa, en el primer anillo. Este árbol, también llamado oreja de mono o timboy, tiene unos 140 años. Era conocido en la Santa Cruz de antaño porque en ese sector la gente hacía pascana cuando llegaban los carretones.
El paquió (Hymenaea courbaril) de Saguapac es otro ejemplar histórico. De gran porte, se estima que tiene más de 200 años.
El tarumá (Vitex cymosa) de la calle Campero también tiene más cien años. Existe una fotografía de la década de los 70, donde se mostraba en todo su esplendor, grande e imponente.
Bustillos realizó una investigación sobre los árboles históricos, y documentó su longevidad con fotografías y testimonios, con el objetivo de mostrar la riqueza botánica de la ciudad y cómo sus árboles están relacionados con la historia y el crecimiento de la capital cruceña.
“Hay árboles centenarios en la ciudad que mantienen ese contexto cultural y son símbolos de la riqueza del patrimonio vegetal”, insiste.
El Jardín Botánico, ubicado en el kilómetro ocho y medio sobre la carretera a Cotoca, también tiene uno de los cactus más antiguos en la urbe, con más de 200 años y está expuesto como uno de los atractivo
Los vecinos que acuden a la parroquia Santo Domingo, en el barrio El Paraíso, disfrutan de un imponente gomero.
Son ‘servidores públicos’
El biólogo Abraham Rojas destaca que todos los árboles son ‘servidores públicos’ porque generan un servicio ambiental, es decir, brindan oxígeno, regulan el clima, puesto que en lugares donde hay árboles la temperatura está entre tres y cuatro grados centígrados menos. Además de su belleza natural, dan sombra y son nidos de pájaros e insectos.
El biólogo Bustillos resalta la importancia ambiental de los árboles, toda vez que el calor del asfalto y concreto de las ciudades es mitigada por el arbolado urbano debido que actúa sobre el clima, aumentando la humedad del ambiente y disminuyendo la temperatura en verano. Además, generan corrientes de aire y son barreras contra los fuertes vientos, la lluvia y los rayos solares.
Asimismo, los árboles purifican las aguas que se filtran por el suelo debido a que sus raíces actúan como descontaminantes, reteniendo sustratos y agentes patógenos.
Para Bustillos hace falta trabajar en la educación ambiental y que el municipio impulse programas de conservación.
El Gobierno Municipal asegura que plantan especies nativas en las áreas verdes.
El Jardín Botánico es el principal proveedor de plantas forestales y ornamentales. El director Freddy Boland informó que se está produciendo un millón de plantines.
Se tiene un proyecto de embellecer 100 plazas con plantas ornamentales, frutales, forestales y palmeras, priorizando las especies nativas.
Esta área de conservación es uno de los pulmones de Santa Cruz de la Sierra con más de 200 hectáreas de áreas protegidas. “Con eso mejoramos la calidad del aire y somos el mayor proveedor de especies forestales y ornamentales”, recalca Boland.
Por su lado, el Zoológico tiene la escuela de educación ambiental y promueve actividades con los escolares.