8 de diciembre de 2024, 4:00 AM
8 de diciembre de 2024, 4:00 AM
Carlos Kempff, presidente del Directorio de Industrias de Aceite SA (IASA) y de REF Executive Forums, considera que esta gestión signficó un desafío importante para el sector empresarial, que una vez más mostro su capacidad para amoldarse a los retos económicos y en demostrar que a puesta por el país a pesar de tener un escenario con constantes trabas.
¿En la parte empresarial cómo define este año? ¿Cuáles fueron los retos que el empresariado debió superar en Bolivia?
Esta gestión fue un año complejo y desafiante para el sector empresarial y para todos los actores económicos, dado el actual entorno país.
Los empresarios estamos afrontando la situación económica con resiliencia, tenacidad y un fuerte compromiso con la sociedad boliviana, de la que formamos parte y a la cual contribuimos generando empleo, divisas e impuestos, así como produciendo bienes y servicios.
Una muestra de esta resiliencia y de nuestra firme apuesta por Bolivia y por Santa Cruz ha sido la reciente adquisición de Industrias de Aceite SA (IASA) por el Grupo ASAÍ, que tengo el honor de presidir.
Todos los empresarios han tenido como reto mayor la incertidumbre, dada la crisis cambiaria en la que nos enfrentamos (lo que no permite costear y planificar adecuadamente ninguna decisión estratégica) y adicionalmente una crisis de provisión de combustibles que pone en peligro a toda la cadena productiva agroalimentaria en el país.
En el sector que desempeña su labor, ¿qué factores condicionaron su desarrollo?
En el caso de la industria oleaginosa, atravesamos un año particularmente difícil, tanto por la severa sequía que ha afectado las campañas de verano e invierno, como por la falta de disponibilidad de combustible y las dificultades que esta circunstancia y los conflictos sociales han ocasionado para la logística de toda nuestra cadena productiva, desde la producción hasta la exportación. Esto, además del significativo incremento de los costos de transferencia de fondos al extranjero por la crisis cambiaria.
¿Considera que el sector privado puede ser un aliado del Estado, como en la importación de combustible o será una traba? ¿Cómo puede colaborar el Gobierno en la actividad empresarial del país?
Solo una alianza virtuosa entre el Estado y el sector privado podrá sacar adelante al país.
El Estado, sin dudas que necesita del aporte activo de los empresarios en diversos sectores de la economía y por ello debería estimular las inversiones privadas, creando las mejores condiciones para su desarrollo, porque si las empresas crecen, lo hacen Bolivia y su gente. A la vez, es deseable que los empresarios podamos trabajar en el marco de políticas públicas y normas claras, orientadas siempre al bien común de nuestra sociedad.
Si el sector privado pudiera actuar con mayor libertad y si el Estado no interviniera en la formación general de precios, cantidades y provisión de productos, el país podría afrontar de forma más eficiente los problemas que atravesamos hoy.
¿Cuáles son las perspectivas del sector empresarial para 2025?
Confiamos en que habrá menor incertidumbre en el país y que, en la medida que ésta se disipe, será más posible planificar y operar con un horizonte más amplio; siempre y cuando las actuales autoridades y, especialmente, las que sean electas en 2025 tomen las decisiones necesarias para reencauzar la economía nacional.
Las medidas estructurales que requiere el país ya no pueden esperar. Y los empresarios estamos aguardando esto para seguir invirtiendo y apostando por el país, como lo hemos hecho siempre.
¿Considera que en esta coyuntura todavía hay espacio para realizar inversiones y seguir generando puestos de trabajo y apostando por el país?
Bolivia tiene un enorme potencial en diversos sectores de la economía y creemos que se debe apostar por desarrollarlo.
Por eso, el Grupo ASAÍ realizó una importante inversión y adquirió Industrias de Aceite SA (IASA), que no sólo es una empresa emblemática, con 80 años de valiosa trayectoria, sino que tiene muchas posibilidades para expandirse y transformar el sector agroindustrial desde Santa Cruz.
Con esta adquisición, nuestro propósito es ampliar el horizonte del campo con innovación y sostenibilidad, para así convertir a Bolivia en un importante líder agroexportador de la región. Eso sería un logro determinante para la economía del país.
Considero que existen muchas más oportunidades para invertir en el país, siempre que se logre atravesar el escenario de incertidumbre actual.