9 de diciembre de 2024, 4:00 AM
9 de diciembre de 2024, 4:00 AM
La economía boliviana enfrenta un desafío significativo tras el anuncio del Instituto Nacional de Estadística (INE) de que la inflación acumulada enero-noviembre, 2024 alcanzó el 8,8%, el nivel más alto registrado en los últimos 16 años. Este aumento marca un punto crítico para el país, que mantuvo tasas de inflación bajas en comparación con sus vecinos regionales, algo que el presidente, Luis Arce, no se canso de destacar.
Fue en 2008, la última vez que el costo de vida llegó a dos dígitos para ubicarse en 11,8%, de ahí en adelante la tendencia fue hacia la baja. En 2009, la inflación cayó drásticamente y se estabilizó en un 0,3%, para luego volver a subir a 7,2% en 2010 y no volver a bajar a menos del 3% hasta 2016, cuando de acuerdo con el Banco Central de Bolivia (BCB) y del INE, en 2017 el índice inflacionario fue de 2,7%, para descender a un 0,6% y 0,9%, en 2020 y 2021 respectivamente. Los años de la pandemia.
Es en 2022 cuando nuevamente el costo de vida sube y se ubica en un 3,1% y en 2023 baja a un 2,1%, para luego dar un salto en lo que va 2024 y llegar al 8,8%, con la proyección de estacionarse en un 9,8%, a décimas de los dos dígitos.
Sobre el tema, el economista José Gabriel Espinoza sostuvo que para entender la espiral inflacionaria que afecta al país se debe tomar en cuenta que es la escasez de dólares esta provocando que los costos de producción se eleven.
“Los agentes económicos no encuentran dólar al precio oficial, por lo que deben recurrir al mercado paralelo que desde hace meses es el único que ofrece la divisa extranjera. Esto sin duda hace que los costos se disparen”, indicó.
Se hizo notar que el otro factor que genera que el costo de vida se eleve fueron los bloqueos que afectaron la logística de transporte, “pero que el problema de fondo una vez que superó el corte de vía es la oferta irregular de diésel, que hace que el traslado de los alimentos se encarezca debido al incremento de los fletes”.
Otro aspecto que afecta a los precios es el contrabando a la inversa, “pero lo que no dice el presidente es que cuando los productos importados que ingresaban al país y eran más baratos no afecta al país, ahora que el boliviano se está devaluando y los productos que ingresa son más caros, recién son observados por el presidente”, observó Espinoza.
Para el economista no solo están subiendo los productos transables como los alimentos o la ropa, sino también hay un alza en los no transables como los servicios, como el transporte público.
“El problema estructural es la política monetaria que se esta llevando adelante, es la que permite que el financiamiento del gasto público siga en los mismos niveles de años anteriores cuando el escario económico requiere otras medidas”, señaló Espinoza.
Respecto al modelo económico el analista asegura que el Gobierno nunca tuvo un modelo, pues la subvención y el tipo de cambio no son “creación de ellos, sino el resultado de una determinada coyuntura a la que se subieron”.
“Lo que observó a Arce mantener esas recetas económicas cuando la situación es otra y amerita cambios”, puntualizó Espinoza.
Para el analista económico, Germán Molina, la actual situación inflacionaria se explica por el alto gato público, “en donde el Gobierno gasta más de lo que tiene lo que se traduce en un déficit en la balanza comercial y en una emisión monetaria inorgánica “.
Molina observó que el poder adquisitivo de las personas se traduce en que el ciudadano ya no confía en el boliviano y por eso opta por sacar su dinero del sistema financiero para refugiarse en bienes inmuebles, oro, dólares o criptomonedas.