Abr 26, 2025 @ 15:59
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La ciudad de La Paz vivió ayer hoy la segunda jornada de un paro indefinido de transportes. Bloqueos, rutas vacías y paradas vacías pintan el panorama de la Sede de Gobierno. Se siente la ausencia de miles de minibuses que circulan a diario por las calles y avenidas de la urbe. Los transportistas iniciaron una huelga que ha alterado la vida cotidiana de miles de ciudadanos. La medida de presión se dirige contra una ley municipal que revierte el alza de tarifas aprobada en febrero, y exige, además, la renuncia de la presidenta del Concejo Municipal, Lourdes Chambilla.

 

La raíz del conflicto

El detonante de esta paralización fue la promulgación de una ley que congela los pasajes del transporte público, una medida que dejó sin efecto el ajuste tarifario consensuado entre el alcalde y los transportistas, y que entró en vigor a fines de febrero. Este ajuste había establecido una tarifa de Bs 2,40 para tramos cortos y Bs 3 para tramos largos. Sin embargo, la ley impulsada por Chambilla restableció los antiguos precios: Bs 2 y Bs 2,60, respectivamente.

Para los choferes, esta reversión representa un golpe directo a su economía. “No vamos a aceptar nosotros entrar en ningún cuarto intermedio”, advirtió el dirigente Santos Escalante, dejando claro que el paro continuará mientras no se anule la norma.

 

Ciudadanía en movimiento

Pero las consecuencias de esta disputa política se sienten mucho más allá de las oficinas municipales o las asambleas gremiales. 
Las sienten, sobre todo, los ciudadanos que cada día de paro caminan durante horas para llegar a sus trabajos, colegios o centros de salud.  
“Salí de Alto Obrajes a las seis de la mañana y llegué al centro recién a las ocho y media. Caminé todo el trayecto porque no había ni un solo minibús”, relató Verónica Quispe, una madre de familia que trabaja como ayudante de cocina. 

Las estaciones de teleférico, la única opción de transporte masivo que sigue operativa, han colapsado. Las filas superan fácilmente la cuadra y media, bajo el sol o el frío, según la hora. “Yo prefiero esperar, aunque sea una hora en el teleférico que caminar. Pero igual se vuelve un sacrificio”, comentó Ernesto, un joven que se dirigía desde la zona norte hasta Miraflores.

La Policía, que ha reportado al menos 25 puntos de bloqueo, intenta garantizar el paso de ambulancias y vehículos de emergencia, pero reconoce que no puede cubrir todas las rutas.

 

Llamados al diálogo 

Desde la Alcaldía, el burgomaestre Iván Arias ha pedido públicamente a los transportistas que depongan las medidas de presión. Enviando cartas a las federaciones del sector, les recordó que el proceso del ajuste tarifario fue fruto de una socialización prolongada que incluyó más de 60 reuniones, encuestas y estudios técnicos.

Arias lamentó que una “decisión política del Concejo Municipal” —impulsada por Chambilla y la bancada del MAS— haya desconocido este proceso. A pesar de que la concejala Chambilla decidió postergar la promulgación de la ley hasta el próximo martes, los transportistas no han cedido. La Federación de Choferes ratificó el paro y advirtió que podrían endurecer las medidas si no se atienden sus exigencias.

Mientras tanto, en las calles de La Paz reina la incertidumbre y crece la indignación. 

 



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