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23 de junio de 2024, 3:55 AM

23 de junio de 2024, 3:55 AM

Enfermarse es un castigo. Ese es el lamento de los pacientes que peregrinan en busca de atención en los hospitales, porque además de soportar el dolor también deben buscar la forma de costear recetas y estudios para poder aliviar sus dolencias, dado que la gratuidad que pregonan las autoridades está plasmada en papeles, pero está lejos de ser una realidad.

Aseguran que hay que cubrir hasta asistencias básicas que debieran estar cubiertas en un cien por ciento por los seguros implementados por el Gobierno.

La gratuidad está plasmada en el artículo 18 de la Constitución Política del Estado, “que garantiza la inclusión y el acceso a la salud de las personas, sin exclusión ni discriminación alguna” y establece un sistema único, universal, gratuito, equitativo, con calidad, calidez y control social. Sin embargo, en el sistema público de salud que hay en el país los pacientes deben sacar de sus bolsillos para los tratamientos, porque en los hospitales públicos siempre falta algo: desde sueros hasta tratamientos caros.

Delgada y con el dolor que se le refleja en el rostro, Sofía Mendoza (50) se encontraba en los trajines para iniciar su segundo ciclo de quimioterapia contra el cáncer de útero con el que batalla desde hace dos años. “Ya no puedo más, yo vivo en casa de alquiler y a veces no tengo ni para comer, peor para cubrir lo que falta”, dice. La tomografía que le hicieron fue cubierta en el hospital, pero tuvo que conseguir Bs 92 para comprar la enema necesaria para estar lista para al examen.

Parece poco, pero mucho para una mujer que lidia sola con la enfermedad, sin recibir la ayuda de nadie, solo de los voluntariados. Sofía no solo lucha contra el tumor maligno, sino con la complicación de tener que trasladarse desde Yapacaní para recibir asistencia. Muchas veces le ha tocado dormir en los pasillos porque el dinero no alcanza para los pasajes y menos para quedarse en alquiler.

Los pacientes duermen fuera de hospitales a la espera de atención/Foto: Ricardo Montero
La gente tiene que esperar y dormir por una ficha o por atención en los centros hospitalarios/Foto: Ricardo Montero

La semana pasada, durante el paro médico se la vio sentada afuera del hospital durante dos días seguidos. Cargaba un bolsón con algunos trapos, un paquete de toallas higiénicas y un folder con recetas médicas y exámenes que muestran su larga lucha contra el cáncer. Su única hija vive en Chile y no tiene un familiar cerca que le ayude en estos momentos difíciles.

Abigaíl Ribera (35) acompañó a su hermana para que le practiquen una cesárea y tuvo que buscar recursos. “Solo para lo que se necesitaba para la cirugía gasté Bs 650. Los remedios que no hay se tienen que comprar, siempre es así. El seguro cubre solo algunas cosas”, lamentó.

Felicia Vargas vive en San Julián, pero se está quedando con su hermana por el Plan Tres Mil. Trajina con su hija de seis años que hace poco le detectaron leucemia. Solo en este mes ha gastado Bs 10.000. “Estuvo un mes en terapia intensiva, algunos días toca comprar medicamentos en farmacias privadas, pero hay otros días que por suerte hay todo en el hospital”, comenta.

Un estudio ocular le costó Bs 250, porque pidió ayuda y le hicieron rebaja. También tuvo que mandar dos estudios a La Paz, por los que pagó Bs 350 cada uno, pero también con descuento.

En el caso de los enfermos, el Estado aprobó en 2022 que las quimioterapias y análisis de los adultos también sean cubiertas, ya no solo las de niños, por el Programa Nacional de Lucha contra el Cáncer, uno de los dos fondos habilitados para estas patologías, además del SUS.

Los pacientes soportan su dolor en medio de la saturación
Los pacientes soportan su dolor en medio de la saturación que obliga a habilitar camillas en los pasillos de los hospitales/Foto: Ricardo Montero

Sin embargo, eso disparó la cifra de pacientes que acude al centro especializado a realizar sus tratamientos contra la enfermedad, que está entre las primeras causas de muerte en Bolivia y en los países de la región.

“Algunos remedios no hay, pero hay otros medicamentos que son caros y uno tiene que comprarlos. Tuve que costear dos frasquitos a Bs 500 cada uno para mi quimioterapia”, dijo Simeón Rocha (50) que hace siete años viene luchando contra el cáncer. Tiene un tumor maligno en el pie y hace cuatro años el cáncer hizo metástasis y se extendió hasta los pulmones.

“Tengo una bola que me duele”, dice mientras intenta pensar de dónde sacará para cubrir el costo de los laboratorios que debe hacerse de forma privada.

“Desde que enfermé no puedo trabajar, mi familia me ayuda, pero no siempre hay los recursos. Ahora necesito hacer unos análisis y fui a cotizar a los laboratorios y me cuesta Bs 500, no tengo. Cuando nos piden de forma urgente hay que buscar la forma de hacer y es ahí que uno gasta”, se lamenta.

La enfermedad golpea a toda la familia. En el caso de Simeón, su esposa tampoco puede trabajar por atenderlo, por eso deben extender la mano a sus conocidos para poder seguir en la lucha contra el cáncer. “Para algunos Bs 1.000 puede ser poco, pero para mí conseguirlo es una oportunidad para seguir luchando, porque eso es lo mínimo que gasto”, indica Simeón que trajina desde una comunidad de Portachuelo.

Simeón tuvo que cortar tres meses su tratamiento, porque su familia ya no tenía para seguir ayudándolo. “Uno se muere si no tiene plata. Corté tres meses mi tratamiento, y caí mal, pero otra vez regresé al hospital a comenzar de nuevo. Me han hecho más de 15 quimioterapias desde que enfermé”, contó.

Cada paciente tiene historias distintas, pero la carga por los tratamientos es la misma. Durante las crisis por el alza en los medicamentos Paolo Alcoba tuvo que pagar Bs 8.700 por un medicamento (PEG-asparaginasa) para la quimioterapia de su hija de 14 años que batalla contra la leucemia.

El encarecimiento de los fármacos, otro problema que enfrenta el país, también elevó el costo de los tratamientos contra el cáncer. En el caso de Alcoba tuvo que gastar Bs 300 más por el fármaco que antes lo conseguía en Bs 8.400 con rebajas.

Alcoba explicó que el Estado provee los tratamientos de quimioterapia con L-asparaginasa, pero a muchos pacientes ese fármaco le provoca reacciones, por lo que deben recurrir a la PEG-asparaginasa, que en las farmacias llega a costar hasta Bs 11.000.

Gente solidaria lleva alimentos a los pacientes/Foto: Ricardo Montero
Gente solidaria lleva alimentos a los pacientes/Foto: Ricardo Montero

Muchos familiares apelan a la alternativa de las kermeses o a los voluntariados que trabajan en los establecimientos de salud.

María, de 93 años, cuenta que sus hijas ya organizaron dos kermeses para costear el tratamiento contra la diabetes de su hijo que está internado en el San Juan de Dios. “Todos los días dan receta y se gastan Bs 200, Bs 300 o Bs 400 en un solo día”, dice.

Los adultos mayores tienen coberturas para la atención médica/Foto: Ricardo Montero
Los adultos mayores tienen coberturas para la atención médica/Foto: Ricardo Montero


El SUS está vigente Cada vez más bolivianos buscan el Sistema Único de Salud (SUS) con la esperanza de acceder a un seguro universal gratuito en el sistema público. Sin embargo, se topan con la cruda realidad, donde padecen por las largas filas, la sobresaturación de los servicios y la espera en la atención.

El SUS se implementó a través de la Ley 1152, del 20 de febrero de 2019, que amplió la población beneficiaria que no se encuentra cubierta por la seguridad social, con atención gratuita de salud, en avance hacia un sistema único de salud, universal y gratuito.

Hace dos meses la Defensoría del Pueblo mostró que 7.467.593 personas se han adscritos al SUS hasta 2023, cifra que equivale al 62% de la población.

A cinco años de su vigencia, la Defensoría del Pueblo identificó al menos cuatro debilidades en el sistema público y el SUS que afectan a la población: la capacidad de atención no está en función a la demanda, el sistema de referencia y contrarreferencia hace que los pacientes peregrinen de un hospital a otro, el sistema de fichaje es precario y la distribución de medicamentos no es regular. Lo sufren especialmente los pacientes con cáncer.

La Delegada Defensorial de Santa Cruz, Sheila Gómez, señala que la población creció , pero no se han ampliado los establecimientos de salud ni se ha acompañado con la dotación de ítems. Una muestra de ello es el Oncológico que tiene la misma infraestructura desde 1950.

  Esta mujer de 93 años busca cómo paliar el tratamiento de su hijo
Esta mujer de 93 años busca cómo paliar el tratamiento de su hijo /Foto: Ricardo Montero


EN LA REGIÓN METROPOLITANA

El gobernador cruceño en ejercicio, Mario Aguilera, resalta la necesidad de encarar una planificación estructural del tema de salud con la Región Metropolitana, para encarar la problemática de la saturación y las deficiencias, porque los hospitales de la capital cruceña brindan asistencia a pobladores de municipios del departamento y del país.

Los datos muestran que, en 2022, la capital cruceña hizo casi cuatro millones de atenciones médicas a pacientes de todos los municipios aledaños, demandando un gasto superior al medio millón de bolivianos al municipio capitalino, lo que representa un 43 por ciento del gasto en salud y más del 9 por ciento del gasto total.



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