Dic 27, 2024 @ 15:25
Bandera superior



Cuando la tanqueta militar irrumpió las puertas del Palacio Quemado desató un clima de zozobra e incertidumbre en el país. Fueron cerca de tres horas de tensión por el movimiento irregular de militares, comandado por el general Juan José Zúñiga.

Las tropas militares con traje de guerra y con tanques estaban en las puertas del Palacio Quemado y el presidente Luis Arce se encontraba en el interior.

El ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, llegó hasta la plaza Murillo y encaró al grupo. Tocó las puertas del tanque para pedirle a Zúñiga que baje del motorizado. “General Zúñiga, bajá y desmovilizá”, exclamó el ministro.

La tensión subió el termómetro a las 15:49, momento en que una tanqueta militar irrumpió las puertas del Palacio Quemado.

Un minuto después ingresó el general Zúñiga y tuvo un breve encuentro con el presidente Arce, que le pidió replegar a los militares. “Si usted respeta el mando militar y dice ser un buen militar, repliegue a todas estas fuerzas en este momento, es una orden”, dijo el mandatario.

A los pocos minutos, el general salió del Palacio de Gobierno y el pueblo empezó a movilizarse en la Plaza Murillo, pero los militares hicieron uso de agentes químicos y, según el informe del Ministro de Gobierno, también se dispararon armas de fuego y hubo nueve heridos.

Mientras la refriega se daba en Plaza Murillo, el presidente estaba reunido con sus ministros.

Luego, a las 16:38, apareció el presidente Arce acompañado de su gabinete y llamó a la población a movilizarse contra el “Golpe de Estado” y a favor de la democracia.

A las 17:09 nuevamente el presidente, junto con el vicepresidente del Estado, David Choquehuanca, apareció para relevar al Alto Mando Militar, en medio de los gritos de sus seguidores: ¡Lucho no está solo!.

A las 17:12, desde la Casa Grande del Pueblo el presidente ejecutó el cambio de tres jefes militares. José Wilson Sánchez fue posesionado como comandante general del Ejército; Gerardo Zabala, como comandante de la Fuerza Aérea; y Renán Guardia, como comandante de la Armada Boliviana.

En su discurso, el nuevo comandante pidió a los militares retornar a sus unidades. Y eso se cumplió.

A las 17: 34 los militares salieron de la plaza Murillo, incluido el general Juan José Zúñiga. Las imágenes desde el lugar mostraron a las tanquetas abandonando la Plaza Murillo.

Minutos después, el presidente y el vicepresidente, desde el balcón del Palacio Quemado, llamaron a la calma y agradecieron al pueblo que salió a las calles para defender la democracia y al Gobierno.

Durante la posesión de los jefes militares, el presidente indicó que hubo un intento de golpe de Estado “por militares que están manchando el uniforme” y atentan contra la Constitución Política del Estado.

Resaltó que hará respetar la decisión del pueblo en las urnas. “Haremos respetar la democracia ganada con el voto en las urnas”, ratificó Arce en medio de gritos de “democracia, democracia” y “los golpistas no pasarán”.

Todo ese ambiente dejó una serie de dudas y cuestionamientos. El país se mantuvo bajo la mirada del mundo y la comunidad internacional pidió respeto a la democracia.

A las 18:35, el Ministerio Público, en conferencia de prensa, informó que se había lanzado una alerta migratoria contra el general Zúñiga para procesarlo por los delitos de terrorismo y alzamiento armado contra la soberanía y seguridad del Estado.

Después de los hechos, en el Estado Mayor, Zúñiga emitió declaraciones, pero antes de ser aprehendido sindicó al presidente de gestar la movilización para aumentar su popularidad.

Mientras tanto, en redes sociales diferentes instituciones, organizaciones, políticos y autoridades criticaban el atentado contra la democracia boliviana, pero también saltaron las voces que indicaban un “autogolpe”, por lo que comenzaron a exigir una explicación del presidente.

El lunes, Zúñiga habló de política. Dijo que iba a hacer respetar la Constitución, que no estaba de acuerdo con la candidatura de Evo Morales a la presidencia y que, si era necesario, aprehendería al expresidente.

Pasada las 22:00 de este miércoles, el ministro de Defensa, Edmundo Novillo, hizo un relato de los hechos.

Indicó que todo se originó con las declaraciones del general Zúñiga en un medio televisivo y luego en una reunión, cerca del mediodía del martes. Con el presidente, se decidió proceder con el cambio del general Zúñiga y de otros miembros del mando militar.

Dijo que la ministra de la Presidencia mandó a llamarlo a la Casa Grande, donde asistió de civil y le manifestaron que sus declaraciones no eran compartidas por el Gobierno y que esta situación había ameritado tomar una decisión que la compartían con él por respeto a su grado.

Novillo indicó que Zúñiga reconoció que cometió algunos excesos y les manifestó que se ponía a disposición de lo que decida el capitán general. Se despidieron de la forma más amistosa, incluso con abrazos fraternales.

“Él nos manifestó que iba a estar al lado de nuestro presidente. Entonces estábamos considerando realizar los cambios. Hoy (ayer) por mañana yo estaba ocupado en definir algunos nombres para proponerle al presidente que en la tarde iba a dar posesión. Personal de confianza me llama aproximadamente las 9:00 con urgencia y me informa que personal militar se movilizaba desde Challapata, eran instructores que venían armados en seis camionetas y que este movimiento no era normal”, dijo el ministro Novillo.

Por otro lado, pidió a la población que retorne a la normalidad, porque todo está bajo control y los protagonistas de la trifulca están enfrentando procesos en la justicia ordinaria y militar.



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