11 de julio de 2024, 18:02 PM
11 de julio de 2024, 18:02 PM
El viento fuerte se hace sentir y el surazo hace temblar. Es medianoche y hace bastante frío en Santa Cruz, el termómetro marca 9 grados, aunque la sensación térmica es entre 7 y 6 grados, pero Elfi Veizaga (40) y Victoria Ovando (27) se mantienen afuera del Hospital Oncológico, bajo el pequeño tinglado que cubre las banquetas. Bien abrigadas y envueltas en colchas, tiritan de frío y ruegan porque el reloj avance para que el día aclare y se habilite el fichaje para las consultas médicas de este jueves.
No se conocían, pero en pocos minutos terminaron siendo amigas porque les tocó compartir las banquetas para improvisar camas y también llevar el control de quienes llegan al hospital a pasar la noche con el fin de asegurar una ficha al día siguiente.
Sentados en sillas, recostados en cartones, en el piso de los pasillos o a la intemperie, los pacientes soportan las bajas temperaturas, haciendo lo único que está en sus manos en estos casos: esperar.
Elfi cuenta que es la primera vez que pasa por la preocupación de conseguir fichas, aunque nunca se imaginó que sea tan duro. “Me duele el cuerpo por la incomodidad, pero más por el frío que cala hasta los huesos”, dice. Lo hace por amor a su mamá, que debe tener una cita con el dermatólogo debido a que le salió un granito cerca del ojo. “Ojalá Dios quiera que no sea nada grave”, repite y cuenta que antes ya fueron a un centro de salud, de donde fueron derivadas a este hospital de tercer nivel.
Victoria Ovando, con una gruesa chamarra con chulo y con un edredón, permanece al lado de Elfi. Ella necesita hacer su control por un problema en el útero que le fue detectado a tiempo y debe hacer un seguimiento riguroso.
Esta vez llegó a la fila un poco antes de la medianoche, por lo que consiguió ubicarse primero, pero asegura que en horas de la madrugada son más lo que estarán detrás de ella, pues todos se anotan, ya sea para las consultas, para recoger medicamentos o para laboratorios.
“Hay que estar cuando a uno le toca el turno, pero también hay que ver si se encuentra ficha, porque hartísimas veces me ha tocado dormir en vano”, lamenta.
En el hospital San Juan de Dios la sala de espera de la Consulta Externa fue abierta para el refugio de los pacientes en estos días de intenso frío. Los hombres, las mujeres y las familias se han tenido que acomodar y repartir las banquetas y los espacios del piso, donde tienden frazadas y duermen un poco a la espera de una ficha.
Uno de ellos es Samuel Padilla y su esposa. Llegaron desde la Radial 26, quinto anillo, y soportan la fría noche por su papá que tiene diabetes y está con problemas en el pie. Lograron ser el número 13, pues todos deben anotarse de acuerdo al orden de llegada
Ellos se organizan para poder auxiliar a su familiar. “Nosotros estamos encargados de dormir para conseguir la ficha, mi hermana es la responsable de estar con mi padre en las atenciones. Mi papá es de San Javier, pero, por su situación está de hospital en hospital. No queda más que esperar y aguantar”, manifiesta Samuel.
Entre ellos también está Juan Carlos, que tiene 45 años, pero su mirada, su delgadez y apariencia perdieron la edad. Está angustiado, su hermano está a punto de perder su segundo pie debido a la diabetes y no tiene recursos para seguir comprando los medicamentos y materiales que le piden a diario.
Está con un poncho de hule y chompas encima, y asegura que es el mejor truco para contrarrestar el frío y mantenerse caliente.
En el mismo hospital, con unas sandalias de cuero que deja ver sus dedos enrojecidos por el frío permanece sentado en una banca Ramón Ortiz. “No me puedo poner zapatos por la úlcera y los problemas de salud que tengo, voy a esperar mi curación y me voy, porque yo tengo ficha para el cirujano, me atenderá a las 10:00, el próximo miércoles. Me quedo de vez en cuando, porque también a veces me cae por lo menos para la comidita”, dice Ramón.
Mientras tanto, en el hospital Japonés, Diego Justiniano llegó preparado con su colcha para conseguir una ficha para su madre con el oftalmólogo, pero él no sabía que se establece un cronograma con días específicos para sacar el turno en cada una de las especialidades.
“No sabía que había una programación de acuerdo a la especialidad, ni modo, ya me había alistado con mi colcha para dormir. Dicen que hay que anotarse para que se respete por orden de llegada”, dijo Diego.
En las puertas de este hospital pegaron avisos que advierten que las fichas se deben obtener con un mes de anticipación. Por ejemplo, para este mes ya no quedan cupos disponibles para 13 especialidades. No había filas, porque hay un cronograma que indica la fecha en que la gente debe hacer su programación.
En los hospitales hay personas que deben permanecer acompañando a sus familiares. Un hombre, a quien le derivaron a su esposa embarazada desde el hospital Villa Primero de Mayo, aguardaba en la puerta de emergencia buscando la forma de protegerse del intenso frío que azotaba cerca de la medianoche.
Robinson Surubí Parabá y su esposa estaban recostados en dos banquetas que unieron bajo un techo que está en el ingreso de emergencia. Su madre está hospitalizada desde el domingo y fue derivada desde Roboré. “Primero estábamos durmiendo adentro, pero a mi esposa ya le dolía la espalda por el piso duro y frío, por eso preferimos unir dos bancas afuera y colocar cartón. Tenemos que quedarnos toda la noche por si necesita algo”, dice.
A sus 24 años, Robinson lamenta la precariedad de la salud, porque la gente debe darse modos para comprar medicamentos y realizar estudios si quiere sacar adelante a su familiar. “Piden sueros, medicamentos y otras cosas. En tres días hemos gastado casi Bs 2.000, hay que buscar dinero de dónde sea”, lamenta.
En mayo, la Gobernación anunció medidas para mejorar el servicio de fichaje, con la incorporación de personal en el triaje y computadoras para el registro de pacientes, lo que permitiría agilizar el proceso de atención. Sin embargo, los pacientes señalan que todavía no se resuelve el gran problema de las fichas.
Por su lado, el director del Servicio Departamental de Salud (Sedes), Jaime Bilbao, en el programa ¡Qué Semana!, de EL DEBER Radio, señaló que el problema de la salud es estructural y que los espacios han quedado chicos para la creciente población, ya que en Santa Cruz de la Sierra no se construyen nuevos hospitales de tercer nivel desde hace 30 años. El último que se habilitó fue para la zona norte en Montero. “Hace 30 años que no construimos un hospital con recursos propios, esperemos que, a través de los proyectos que estamos presentando, podamos tener en algún momento un complejo hospitalario”, dijo Bilbao.
Indicó que están trabajando con el municipio y el Ministerio de Salud para atender los problemas de la salud. El Gobierno entregó ítems para habilitar más especialidades en el hospital del norte y reforzar a otros nosocomios.