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15 de julio de 2024, 4:00 AM

15 de julio de 2024, 4:00 AM

“Amazon Underworld”, o el submundo de la Amazonía, es el título de un trabajo colaborativo y transfronterizo sobre crimen y corrupción a la sombra de la selva tropical más grande del planeta, con el consiguiente impacto ambiental y social.

La investigación, desarrollada entre mayo de 2022 y julio de 2023 por un equipo de 37 periodistas y profesionales de 11 países, fue la ganadora de la categoría Cobertura de los Premios Gabriel García Márquez (Gabo) este 2024, entre más de 2.000 postulaciones.

El informe es el resultado de una colaboración entre Amazon Underworld (un proyecto de los medios de comunicación InfoAmazonia, Armando.Info y La Liga Contra el Silencio), Amazon Watch y Global Initiative Against Transnational Organized Crime (la Iniciativa global contra el crimen organizado transnacional, GI-TOC).

“Amazon Underworld” presenta una base de datos que permite mapear, de forma interactiva, la presencia de grupos armados en las fronteras amazónicas de los países, pero además involucra una serie de reportajes sobre las actividades de las organizaciones criminales que operan en la región, muchas de las cuales han recibido poca o ninguna atención mediática.

Para construir esta base de datos se consultaron fuentes primarias y documentos en los municipios fronterizos amazónicos de Brasil, Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador y Bolivia.

Silvana Vincenti, en periodismo de datos de parte de Bolivia
Silvana Vincenti, en periodismo de datos de parte de Bolivia

Esta ruta comienza con un panorama general del submundo amazónico, luego lleva a zonas de extracción ilegal de oro, de cultivos ilícitos y procesamiento de drogas, y sigue por rutas de tráfico que atraviesan el corazón de la selva.

El crimen organizado aprovecha las porosas fronteras de la región, los innumerables ríos y las múltiples pistas de aterrizaje clandestinas para transportar drogas y oro que alimentan los insaciables mercados internacionales, pero además la ausencia del Estado, que consolida una gobernanza criminal.

El trabajo se encuentra disponible en el portal digital www.amazonunderworld.org.

Impacto ambiental y social

Según las conclusiones, la Amazonía hoy alberga una compleja economía subterránea que alimenta la creciente demanda mundial, pero también la violencia y la deforestación, al ser una zona de tránsito y también centro, de cocaína, oro y tráfico de madera, entre otras cosas.

La reorganización del ecosistema criminal local, que incluye guerrillas colombianas, bandas brasileñas, grupos criminales peruanos (incluidos traficantes de drogas y personas) y organizaciones criminales venezolanas, ha hecho que algunos grupos desaparezcan del mapa, dejando espacio para que otros surjan o se expandan.

Bram Ebus, el coordinador del trabajo y becario Pulitzer, junto a otros colegas
Bram Ebus, el coordinador del trabajo y becario Pulitzer, junto a otros colegas

Mediante la investigación de campo y el análisis de datos, Amazon Underworld descubrió que los grupos armados no estatales o los sindicatos del crimen actúan en el 70% de los municipios investigados en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, y que todas las fronteras de la Amazonia tienen al menos un actor armado a un lado de la línea divisoria.

En Bolivia se identificó -especialmente- la presencia del PCC de Brasil y de sindicatos mineros y cocaleros en este mapeo.

El levantamiento de datos y sistematización en el país estuvo a cargo de Silvana Vincenti, periodista de EL DEBER.

El trabajo mostró fuerte presencia criminal sobre todo en las reservas naturales y áreas protegidas.

El estado ecológico de la Amazonia ha acaparado la atención política por su papel como sumidero vital de carbono, crucial para mitigar el cambio climático al absorber CO2. Los científicos advierten de un punto de inflexión inminente que podría desencadenar el colapso ecológico si la temperatura global aumenta más de 2,5 °C por encima de los niveles preindustriales y la deforestación alcanza el 20–25%. La tasa actual es del 17%, y la región sudoriental del Amazonas ya emite más CO2 del que absorbe.



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