13 de septiembre de 2024, 18:09 PM
13 de septiembre de 2024, 18:09 PM
La fluctuación del tipo de cambio del dólar en el mercado paralelo provoca que la cotización de los productos importados se haga «por horas», un sistema que no se había visto antes en Bolivia. La volatilidad del tipo de cambio y la falta de divisas afectan tanto a las operaciones comerciales como al día a día de los ciudadanos.
El sistema se da -en su mayoría- en los comercios que se dedican a la venta de productos importados para la construcción. Así, el interesado recibe una boleta con precios que solo tienen una duración de cuatro horas, en caso de cerámicas fue más volátil y llegaron a colocar un estimado de una hora cuando la divisa subió el mes pasado; mientras que en artículos de tecnología la validez de los precios es de 48 horas.
El catedrático y economista Gonzalo Chávez sostiene que la actual situación es, en primer lugar, un síntoma claro de la dolarización de la economía boliviana. «Lo que está ocurriendo es que los importadores y otros actores económicos ya colocan los precios de sus productos y servicios en dólares, y luego los cotizan en bolivianos, pero de acuerdo al tipo de cambio del mercado paralelo», explicó Chávez.
Esto significa que el valor de los productos se ajusta constantemente, dependiendo de las fluctuaciones del dólar en el mercado informal. Para ilustrar este fenómeno, Chávez da el ejemplo de un empresario que adquiere un desodorante por dos dólares y lo coloca en su empresa a ese precio. “Cuando alguien me pregunta el precio del desodorante, lo multiplico por el tipo de cambio paralelo del momento”, detalló. Esta práctica, advirtió el economista, genera una especie de «inercia inflacionaria», donde los precios suben constantemente debido a las fluctuaciones del dólar en el mercado informal.
Además, Chávez señala que las comisiones bancarias juegan un papel clave en este proceso, ya que se han convertido en un mecanismo para camuflar el verdadero tipo de cambio. «Los bancos ofrecen el dólar a 6,96 bolivianos, pero aplican una comisión del 70%. En realidad, lo que están haciendo es venderte el dólar a un tipo de cambio de Bs 11,83″, afirmó Chávez.
Según el economista, esta práctica se asemeja a situaciones pasadas, donde las comisiones bancarias solían estar entre el 3% y el 5%. Sin embargo, en el contexto actual, estas comisiones han aumentado considerablemente, reflejando la creciente brecha entre el tipo de cambio oficial y el del mercado paralelo.
La restricción en la circulación del dólar ha afectado profundamente a la economía boliviana, especialmente a los importadores, quienes dependen de esta divisa para mantener sus operaciones, según el analista Darío Monasterio.
“En realidad, en el país, el dólar circula libremente para múltiples actividades, incluso antes, cuando había disponibilidad de dólares, uno podía ir al supermercado o a la estación de servicio y cambiar 100 dólares o 50 dólares a un buen tipo de cambio”, comenta Monasterio.
Ven ‘achicamiento’ de la actividad económica
Esta facilidad para cambiar dólares ha desaparecido, y los importadores son los más afectados, ya que son quienes más necesitan la divisa para adquirir bienes en el exterior. “Al haberse agotado las existencias de las empresas que habían importado anteriormente, ahora todo el panorama de las importaciones es incierto”, advierte Monasterio, quien señala al igual que Chávez que la fluctuación del dólar en el mercado paralelo añade una capa de complejidad adicional al sistema financiero, el cual está cobrando comisiones equivalentes a la diferencia entre el dólar paralelo y el dólar oficial.
Monasterio lamenta que esta situación haya impactado no solo en las importaciones, sino también en las exportaciones, y que haya producido un “achicamiento” de la actividad económica en general. «El comercio exterior se ha visto gravemente afectado, lo que ha generado una reducción de la actividad económica tanto a nivel interno como externo», explicó.
Las importaciones, especialmente de bienes de capital y bienes de consumo básico como alimentos y combustibles, son vitales para Bolivia, y su caída tiene repercusiones significativas en la producción y el bienestar de la población.
Las comisiones bancarias que en el pasado representaban un porcentaje insignificante, se han convertido en una variable comercial más importante que el propio precio de los bienes importados en criterio del experto Juan Fernando Subirana.
«Es lamentable ver cómo el mercado financiero se ha volatilizado tanto que no es posible realizar proyecciones ni siquiera para periodos semanales o incluso diarios», comentó Subirana. Esta volatilidad ha obligado a muchos importadores a reducir la validez de sus proformas, que antes eran de 30 días, a plazos mucho más cortos.
“Ahora, muchas proformas tienen una validez de pocos días o incluso de horas, debido a la alta volatilidad de esta variable que antes era insignificante”, explicó. Como resultado, algunos importadores han comenzado a explorar opciones alternativas, como el trueque de productos, una práctica que está ganando relevancia debido a la estabilidad que ofrece frente a las fluctuaciones en las divisas.
Factor de riesgo de tipo de cambio
La situación actual en Bolivia se asemeja a lo ocurrido en Argentina durante los periodos de mayor inflación, según Wilboor Brun, director ejecutivo de la Fundación Pópuli. «En Argentina, cuando la inflación se disparó a niveles alarmantes, los importadores comenzaron a aplicar el factor de riesgo por tipo de cambio en sus transacciones», explicó el economista.
En este sentido, Brun señaló que los importadores bolivianos han comenzado a incorporar el riesgo de tipo de cambio en sus operaciones, ajustando los precios de compra y venta según las fluctuaciones del dólar.
«Lo que está sucediendo en Bolivia es que las empresas ya no almacenan productos por largos periodos de tiempo. Ahora compran directamente al importador y ajustan el precio al momento», comentó. Esto ha llevado a una mayor incertidumbre en el mercado, ya que los precios cambian constantemente, y las empresas se ven obligadas a actualizar sus cotizaciones de manera frecuente para evitar perder dinero debido a las fluctuaciones del tipo de cambio.
Brun advierte que esta situación afectará especialmente a sectores como la construcción donde la mayoría de los insumos son importados. «En el caso de la construcción cuyos insumos son un 80% importados, por ejemplo, los materiales como el cable eléctrico y las tuberías, que son en su mayoría importados, ya no se almacenan. Los empresarios los compran y los venden de inmediato para evitar quedar desfasados con el tipo de cambio», explicó. Esta práctica se ha vuelto común en varios sectores, ya que las empresas intentan minimizar el impacto de las fluctuaciones del dólar en sus operaciones.
Consultado acerca de si sucede lo mismo con los alimentos, el director de Populi dijo que es posible que ya estén ejecutando las mismas acciones de cotizar por horas.
La falta de transparencia en el mercado del dólar libre es uno de los principales problemas que enfrentan los actores económicos en Bolivia para el analista José Luis Contreras.
«Los mercados son eficientes cuando hay información transparente, pero el mercado del dólar libre no lo es», afirmó. Según el economista, el mercado sufre de tres grandes limitaciones: las cotizaciones se mueven con poco volumen, hay diferencias significativas entre los precios de compra y venta, y la liquidez es escasa, lo que provoca que, en ciertos momentos, haya solo compradores o solo vendedores, agravando la volatilidad.
Además, Contreras señala que las comisiones bancarias, que varían tanto en porcentaje como en monto, añaden otro nivel de incertidumbre al ya complejo panorama del mercado cambiario en Bolivia. “Es por eso que hoy en día las cotizaciones del dólar pueden variar incluso cada hora”, concluyó.
En resumen, la falta de dólares en Bolivia provoca una serie de problemas que afectan tanto a la economía local como a las relaciones comerciales internacionales. Sin una solución clara por parte del Gobierno, los expertos coinciden en que la situación seguirá deteriorándose, afectando gravemente a los importadores y a otros actores económicos en Bolivia.