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18 de diciembre de 2024, 8:00 AM

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Cada 18 de diciembre, el mundo celebra el Día Internacional del Migrante, una fecha proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2000 para visibilizar las dificultades que enfrentan millones de personas que dejan sus hogares en busca de un futuro mejor. La conmemoración de esta fecha destaca la necesidad de promover la inclusión y cohesión social de los migrantes en sus comunidades de acogida y subraya la importancia de fomentar la cooperación entre países y regiones para abordar las causas estructurales de la migración, como la violencia, las crisis económicas y los desastres naturales.

Según Viviana Mariscal, docente de Relaciones Internacionales en la Universidad Privada Domingo Savio (UPDS), “la migración es resultado de una combinación de factores que incluyen guerras, violencia política, persecución religiosa o étnica y crisis sociales y económicas”. 

Estas circunstancias no solo ponen en riesgo la vida de las personas, sino que también vulneran derechos fundamentales como el acceso a la salud, la educación y la seguridad.

Bolivia tiene 927.244 emigrantes, según datos publicados por la ONU en 2020; lo que supone un 7,77% de la población de Bolivia. Si lo comparamos con el resto de los países vemos que tiene un porcentaje de emigrantes medio, ya que está en el puesto 108º de los 195 del ranking de emigrantes. Sin embargo, en los últimos años, el número de emigrantes bolivianos ha aumentado en 103.236 personas, un 12,53%. 

La emigración femenina, 491.909 mujeres un 53.05% del total de emigrantes, es superior a la masculina, 435.335 emigrantes varones, que son el 46.94%. en general la emigración boliviana se debe a factores económicos y laborales.

En cuanto al número de inmigrantes con residencia legal en Bolivia en 2020, por nacionalidad, la mayoría de los extranjeros residentes en Bolivia eran de nacionalidad argentina. Concretamente, 47,601 personas provenían del país vecino. En segundo lugar, se situaban los residentes brasileños con un total de 28.612 inmigrantes en Bolivia.

Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que forma parte del Sistema de las Naciones Unidas, hasta 2020 se tenían desplazados en todo el mundo, 281 millones de migrantes internacionales, quienes representan un 3,6% de la población mundial. La OIM también revela que estos migrantes han trasferido remesas a sus países de origen por un valor de 702 billones de dólares.

Mariscal también reflexiona sobre la compleja situación de los migrantes obligados a abandonar sus países debido a conflictos armados, crisis humanitarias o persecuciones. Señala que, tras la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), el mundo continuó enfrentando tensiones políticas que vulneraron los derechos de millones de personas. Sin embargo, estas presiones sociales y políticas contribuyeron a transformaciones históricas, como la caída del Muro de Berlín en 1989. 

Según Mariscal, este evento marcó una nueva etapa en la que las alianzas internacionales, respaldadas por los principios de la DUDH, fomentaron relaciones multilaterales significativas. “Bajo esta mirada, el escenario internacional trabaja arduamente para incluir a todos, sin dejar a nadie atrás”, afirmó.

Frecuentemente, los migrantes emprenden arduos y arriesgados viajes en su búsqueda de un lugar seguro para ellos y sus familias. Rutas como el Tapón del Darién en América Latina, una región selvática de 160 kilómetros que conecta América del Sur con América Central, el mar Mediterráneo en Europa o el Sahara en África son ejemplos de los enormes desafíos que deben superar. Estas rutas implican condiciones extremas, redes de tráfico humano y la constante amenaza de perder la vida.

“Casos como estos hacen un llamado urgente a la sociedad civil para abordar no solo sus causas, sino también sus efectos. En muchos casos, la migración no es una opción, sino una obligación derivada de la desesperación por sobrevivir”, expresó Mariscal.

La docente también enfatiza que la migración, un fenómeno presente desde tiempos remotos, ha sido un eje central en la evolución de las Relaciones Internacionales como disciplina. Durante los siglos XIX y XX, este fenómeno se intensificó debido a cambios profundos en el escenario global, incluidos los impactos de las guerras mundiales y las tensiones de la Guerra Fría, que pusieron en peligro la defensa de los derechos humanos. 

Este desafío persiste en el siglo XXI, donde la migración forzada ha adquirido dimensiones globales debido a conflictos armados, crisis sociales y el cambio climático. Un fenómeno que alguna vez representó la curiosidad humana por explorar nuevos territorios ahora expone a millones de personas a situaciones de extrema vulnerabilidad.



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