Manuel Rocha, que ahora está detenido por el FBI, lideraba una operación para adquirir derechos sobre propiedades de estadounidenses apropiadas por el gobierno cubano de los hermanos Castro. De esta manera pretendía eludir el embargo comercial con nuevas inversiones extranjeras.
Rocha, quien fue embajador estadounidense en Bolivia y que ahora está detenido en Miami, admitirá que fue un agente encubierto para Cuba. Al exdiplomático se le conoce por haber abogado en contra del levantamiento del embargo a la isla y su perfil de republicano anticomunista.
Sin embargo, según se ha revelado en una investigación del diario Miami Herald, Rocha lideraba una operación para adquirir derechos sobre propiedades estadounidenses confiscadas por la dictadura de Cuba y buscar posibles inversiones que debilitaran el embargo comercial, una situación que plantea dudas sobre sus motivaciones reales y los intereses del régimen cubano en estos tratos.
Según el diario de Miami, Rocha, junto a su socio Timothy Ashby, ex subsecretario adjunto de Comercio para el Hemisferio Occidental, intentó adquirir propiedades confiscadas después de la revolución de Fidel Castro. El objetivo era transferir estas reclamaciones a la empresa Siboney LTD, en la Isla de Man, y negociar con el gobierno cubano para posibles oportunidades de capital e inversiones.
Ashby se mostró sorprendido por los cargos y describió a Rocha como un individuo “enérgico” y orientado al negocio, destacando su fuerte anticomunismo y afinidad por el Partido Republicano. La trama surge en un contexto en el que Estados Unidos mantiene 5.913 reclamaciones certificadas contra Cuba, con un valor estimado de $us 8.700 millones.
Los reclamos sobre propiedades en Cuba son un punto clave en la política del embargo estadounidense y la resolución de estos es necesaria antes de que el embargo pueda ser levantado. Luego de cerrar su carrera diplomática, Rocha incursionó en el sector privado, desempeñándose en puestos remunerados en la gestión de fondos de inversión, asesoría jurídica y la administración de una mina de oro en la República Dominicana.
A pesar de vivir “vidas diferentes” y su perfil de conservador en el departamento, colegas y conocidos expresaron su sorpresa ante las imputaciones, destacando el retorno financiero a una nación que le brindó todas las ventajas.
La investigación del FBI reveló que Rocha, a quien se consideraba un individuo preocupado por el dinero y obsesionado con ascender a la aristocracia estadounidense, comenzó su relación con la inteligencia cubana durante una estancia en Chile en 1973. En esa época Fidel Castro buscaba funcionarios de EEUU de origen hispano.