La princesa Catalina de Gales, esposa del heredero del trono británico, Guillermo, se sometió a mediados de enero a una misteriosa operación abdominal, que dio lugar a una larga convalecencia e hizo crecer rumores y especulaciones.
Después de que la manipulación de la foto oficial de la princesa de 42 años, el domingo, diera pie a muchas especulaciones sobre su salud, se dispone de pocos datos, cuando se van a cumplir dos meses de aquella intervención quirúrgica.
Operación abdominal
La principal información de que se dispone, según el comunicado difundido el 17 de enero, por parte del Palacio de Kensington, que se ocupa de toda la información relativa a los príncipes de Gales, tuvo el efecto de una bomba.
Kensington anunció que «la princesa de Gales fue ingresada en la London Clinic ayer (16 de enero) para una operación abdominal programada».
La familia real no reveló la razón de esta operación y Kensington expresó el «deseo» de la princesa de «privacidad sobre sus informaciones médicas».
«La operación fue un éxito y está previsto que permanezca en el hospital entre 10 y 14 días», precisó el texto.
Frente a los interrogantes suscitados por esta noticia, Kensington transmitió la información a los periodistas que se ocupan de la casa real en los medios británicos de que no se trata de un cáncer.
Una larga convalecencia
El 29 de enero, el Palacio de Kensington anunció que Catalina salió del hospital y «volvió a su domicilio de Windsor», al oeste de Londres, sin precisar cuándo se produjo el discreto regreso a casa.
La princesa, que no ha sido vista en público desde Navidad, «está bien», indicó este segundo comunicado.
Cuando fue ingresada, Kensington precisó que «por prescripción médica, es poco probable que (la princesa) retome sus funciones públicas antes de final de Pascua», el 31 de marzo, para una convalecencia de al menos dos meses y medio.
Las primeras consecuencias fueron la anulación para Guillermo y Catalina de una visita oficial a Italia y su ausencia en una serie de actos, entre ellos la ceremonia de los BAFTAS, los premios del cine británico, a los que sí acudió su marido.
Según la prensa británica, la princesa dejó su domicilio en Windsor para pasar unos días durante la vacaciones escolares de febrero con su marido y tres hijos, Jorge, Carlota y Luis, en Sandringham (este de Inglaterra), donde la pareja posee una residencia.
Una larga ausencia
El misterio y los rumores sobre las razones de su operación y la larga ausencia, en la que la princesa permanece invisible, generó rumores y especulaciones. Incluso los tabloides, entregados al encanto de Catalina, se interrogan sobre esta falta de transparencia.
El 8 de febrero, en su primer compromiso público tras la operación, el príncipe Guillermo no dio ninguna información sobre el estado de salud de su mujer, limitándose a agradecer el apoyo recibido, por la intervención de su esposa y tras el cáncer diagnosticado a su padre, el rey Carlos III.
Los rumores crecieron el 27 de febrero cuando Guillermo anuló in extremis su presencia en una ceremonia en memoria de su padrino, el rey Constantino de Grecia, en el Castillo de Windsor, por «razones personales».
Kensington se vio casi obligado a intervenir y en un comunicado a la prensa afirmó que la convalecencia «va bien».
El 4 de marzo, la primera foto de la princesa tras su operación apareció en la prensa estadounidense.
En la instantánea se veía a Catalina con gafas oscuras en un auto conducido por su madre.
La imagen no fue reproducida por la prensa británica, respetando el compromiso sobre su privacidad, aunque se hizo eco de ella.
Al día siguiente, el anuncio en el sitio Internet del Ministerio de Defensa británico de que la princesa participaría en junio en un desfile militar sembró confusión.
El Palacio de Kensington no confirmó la presencia de Catalina y fuentes de la realeza indicaron que no fueron consultados.
La mención de la presencia de Catalina fue retirada la noche de ese 5 de marzo del sitio Internet.
El domingo 10 de marzo, coincidiendo con el día de la madre en Reino Unido, Kensington difundió una foto oficial de Catalina sonriente, rodeada de sus tres hijos, la primera desde su operación.
Un día después, Catalina admitió que la foto fue retocada, lo que relanzó las especulaciones.
El príncipe Guillermo no realizó ningún comentario en sus dos apariciones públicas del lunes.
El Palacio de Kensington excluyó difundir la imagen original sin las manipulaciones realizadas.