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25 de marzo de 2024, 4:00 AM

25 de marzo de 2024, 4:00 AM

Se modifica el perfil de las personas que se dedican al contrabando hormiga. Un estudio de la Cámara Nacional de Industria (CNI) apunta que ahora personas de la clase media urbana ven en esta actividad en una alternativa para mejorar sus ingresos.

Esta encuesta denominada El Contrabando en Bolivia: entre la ilegalidad y la legitimidad social arroja datos que llaman la atención. Por ejemplo, un 48% de las personas sondeadas consideran que el contrabando es “importante para la economía nacional”.

Otra cifra afirma que una gran mayoría (59%), cree que el contrabando es una actividad en la que participa mucha gente boliviana común para tener ingresos, frente a un 30% que percibe que el contrabando está relacionado con redes delincuenciales extranjeras.

“La gente percibe al contrabando como una actividad legítima, socialmente permitida y masiva, que tiene que ver con la vida cotidiana mayoría de la población. La violencia o las actividades ilegales como el narcotráfico son percibidas como lejanas del contrabando”, sostiene este estudio.

Un hallazgo que llama la atención tiene que ver con los testimonios que dan cuenta de que cada vez hay más personas cuya actividad central no es el contrabando, pero que han comenzado a dedicarse al contrabando.

Un nuevo perfil de contrabandista hormiga de clase media urbana se encuentra en desarrollo, con un alto grado de legitimación social”, sostiene el documento.

Incentivos para delinquir

Jorge Akamine, presidente del Colegio de Economistas de Bolivia, identifica incentivos económicos como el principal motor del contrabando, destacando su atractivo por los beneficios que ofrece.

La disminución de los ingresos promedio en Bolivia ha exacerbado esta situación, impulsando a más personas hacia esta actividad”, sostiene el economista.

Otro los factores que han facilitado el crecimiento del contrabando, según Akamine, es la falta de control aduanero y la extensión de las fronteras bolivianas.

“Estos elementos han permitido la proliferación del contrabando hormiga, normalizándolo en la sociedad”, señaló.

Akamine explica cómo el contrabando compite con la producción nacional, atrayendo a consumidores con precios más bajos. Esta creciente demanda, junto con la baja barrera de entrada al negocio, llevó a un aumento en la participación de personas en el contrabando, especialmente en áreas urbanas.

El presidente de la Cámara Nacional de Industrias, Pablo Camacho, explicó en Bolivia la dinámica del contrabando ha cambiado y pasó de ser una actividad comercial informal, a ser parte de organizaciones delictivas cada vez más violentas.

“Las bolivianas y los bolivianos hemos naturalizado el contrabando y ahora tenemos que luchar para evitar naturalizar, también, el crimen organizado”, dijo.

 Para el economista German Molina, las distorsiones de precios y los incentivos económicos están impulsando a ciudadanos de todas las clases sociales a participar en el contrabando como una forma de generar ingresos adicionales.

“Esta situación se agrava por la ralentización de la economía y la escasez de dólares, lo que crea un entorno propicio para el comercio ilegal”, señaló el economista.

Molina sugiere que se necesita un cambio de modelo económico y políticas más dinámicas para estimular el crecimiento. Pero este cambio no ocurrirá hasta que haya un nuevo Gobierno en el país.

Según la Aduana Nacional durante el 2023, registró 16.758 operativos de control que concluyeron con la intervención, detección y decomisó de mercancías por un valor de más de Bs 775,4 millones.

Desde esta entidad informaron que entre 2021 y 2023, inició 706 procesos por contrabando con 154 personas detenidas, de las cuales, 119 tienen sentencia.



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