7 de abril de 2024, 16:53 PM
7 de abril de 2024, 16:53 PM
Durante el acto central del XVI Festival del Chocolate en San Carlos, la pequeña Emily J. S. representante del distrito de Santa Fe, dejó a todos sorprendidos con su intervención.
Su carisma y dominio de escenario no solo cosecharon aplausos de los presentes, sino también atención cautiva y risas, a medida que Emily hacía gala de sus dotes de declamadora.
El coquero fue el primero de los poemas que Emily declamó; con sus versos criticó el consumo de la hoja de coca, de manera tan divertida, que las risas del público llenaban el lugar.
«Unos coquean por vicio y otros por placer; pero algunos coquean por no estar con su mujer. Casi todos los coqueros, esto es lo que está pasando: ya no quieren trabajar, prefieren estar boleando«, declama la estudiante.
Emily prosigue y lanza otro cuestionamiento:
«Una maña se han creado, y la tienen bien elegida, no pueden hacer su bolo, mientras no esté bien molida. El vicio viene completo: alcohol, coca y cigarro; uno se pasa de tragos y se vuelve bien catarro».
¿Cómo afecta la práctica a las familias?, la poesía de Emily lo cuenta:
«No se importa de sus hijos, tampoco de su mujer, prefiere estar boleando, aunque sea sin comer. La mujer ya se acobarda; pero ella siempre gana: cuando acuerda su marido, (ella) ya está con su pata ‘e lana», y el público ríe a carcajadas con la última frase.
«Ese vicio que ellos tienen, es algo que yo nunca haría; la mujer lo demanda allá en la Defensoría. Lo tiene bien merecido, y es con mucha razón. Lo único que queda: pagar una pensión», prosigue Emily.
El relato de Emily, que cautivó al público
Pero su intervención no concluye, porque tiene una segunda poesía: Un partido de fútbol. Sus dotes artísticos y de locución salen a flote, apenas empieza a declamar; lo hace como relatora de deportiva, con el tono y la rapidez que estas personas acostumbran usar mientras relatan partidos de fútbol. Emily incluso marca las letras erre (r) y las alarga.
Con su hipnótico relato-declamación, Emily capta la atención de todos, que la miran y escuchan embelesados, y ríen sostenidamente, a medida que la poesía cuenta un partido amistoso en el que Oriente Petrolero se enfrenta al equipo de San Antonio de Lomerío.
«Campo naciente para el equipo visitante: el chaco de doña María; campo muriente para el equipo local: el curichi de don Juan», describe el escenario del partido de fútbol.
Emily cuenta que la presencia de víboras en la cancha, hace que el partido se suspenda, puesto que pica a uno de los jugadores, pero eso no frena los avisos comerciales y los agradecimientos a los auspiciadores.
«Tenemos jáquima, cabrestante, aceite de piyo, aceite de mosquito para los calambres. Hay gelatina de pata: pata derecha, pata izquierda (…)», continúa el relato, mientras su público ríe a sus anchas.
Emily sigue con el partido de fútbol y cuenta que el jugador no se recupera de la mordida de víbora y que una vaca se metió a la cancha.
«Agradecemos a la mejor marca de zapatillas deportivas: Kichute, cuestan menos, pero huelen más. Te las pones una vez y tu pata huele un mes», casi termina su participación.
Los aplausos suenan generosamente.
El pedido de Emily
Al concluir su intervención, Emily habla con una persona que debía el micrófono y vuelve al escenario, frente a la ministra Prada. Pide ‘abusar’ del micrófono, y entonces lanza el verdadero pedido: un ítem para la secretaría de su unidad educativa. Señala que vienen pidiendo ese ítem «hace muchos años».
Emily le pide ayuda a la ministra que su colegio está creciendo. «Espero que esta solicitud sea escuchada, atendida«, expresa, para luego agradecer la visita de las autoridades al municipio de San Carlos.