15 de abril de 2024, 14:39 PM
15 de abril de 2024, 14:39 PM
El primer fin de semana de Coachella contó con la presencia de invitados de lujo, una variada lista de artistas latinos y un renacimiento del indie rock, además de la infaltable cuota de moda del festival más famoso del desierto de Estados Unidos.
Aquí, un resumen de lo más destacado del fin de semana:
– Orgullo latino –
Shakira, Peso Pluma, J Balvin… la edición de este año de Coachella ha estado decididamente dominada por artistas latinoamericanos procedentes de una amplia variedad de países y géneros.
La representación latina creció significativamente en los últimos años en Coachella, y su gran presencia en 2024 indica que será cada vez menos una excepción.
El año pasado, el festival hizo historia al convertir a Bad Bunny en el primer artista hispanohablante y primer latinoamericano en el cartel principal.
Este fin de semana, el productor argentino Bizarrap sorprendió a los fans con la actuación de Shakira como colaboradora, y Peso Pluma subió al escenario principal con su mezcla única de corridos mexicanos con rap latino y reguetón.
El puertorriqueño Young Miko, el cubano Cimafunk, los ecuatorianos Hermanos Gutiérrez y artistas mexicanos como Son Rompe Pera, Carin León y Girl Ultra formaron parte de la larga lista de artistas latinos que participaron en el festival.
Además, Balvin presentó a Will Smith, que llevaba gafas oscuras y traje para interpretar el tema «Men In Black».
– Apareció Swift –
Antes del comienzo de Coachella circularon rumores de que Taylor Swift podría subir al escenario durante los shows de Lana Del Rey, Ice Spice y su productor, Jack Antonoff, con quienes ha hecho colaboraciones.
Finalmente, la megaestrella no actuó, pero sí estuvo allí como público, viendo desde el backstage a la banda de rock Bleachers -de la que su productor es el líder- y al rapero Ice Spice desde la sección VIP.
Swift y su novio Travis Kelce -jugador de fútbol americano que recientemente ganó el Super Bowl-, bailaron y se besaron mientras disfrutaban del espectáculo.
Aunque Swift estuvo entre lo más comentado del fin de semana, no fue la única celebridad que apareció de sorpresa en Coachella.
Billie Eilish, que actuó como invitada en el concierto de Lana Del Rey el viernes, fue vista al día siguiente en el concierto de Tyler, The Creator, y también actuó en el escenario Do Lab del festival, estrenando tres nuevos temas de su próximo álbum, «Hit Me Hard And Soft».
Olivia Rodrigo se sumó a la presentación de No Doubt, con otros ‘cameos’ como Ke$ha y Katy Perry.
– El regreso del indie rock –
Will Smith y su imagen de neutralizador de recuerdos alienígenas fue la piedra angular del regreso a la década de 1990, tras una programación del sábado cargada de rock alternativo, que recordó las raíces del festival.
Los integrantes de No Doubt -liderados por Gwen Stefani- tocaron juntos por primera vez en 15 años, con un largo espectáculo que incluyó éxitos de los 90 como «Just a Girl» y «Don’t Speak».
Blur también subió al escenario, al igual que Sublime, el grupo de reggae y rock liderado ahora por Jakob Nowell, hijo de Brad, el difunto líder de la banda.
Vampire Weekend -entre cuyos éxitos se incluye «Cape Cod Kwassa Kwassa»- también regresó al desierto para una actuación sorpresa, en la que participó Paris Hilton.
– Entre los vaqueros y el punk –
Cuando el asunto es estilo, Hilton no fue la única que se decantó por la estética country: los sombreros, las botas, los vaqueros con cinturones de grandes hebillas, chalecos, tachas y flecos estuvieron muy presentes.
Esta temática pisa fuerte en momentos en que una parte del pop se está inclinando por este género musical, de la mano de Beyoncé, cuyo nuevo álbum ha disparado las búsquedas por la moda country.
La vestimenta punk y skater de los 90, con cuero, cuadros escoceses y encajes góticos, también fue furor, acompañando la nostalgia del rock alternativo que se respiraba en el escenario.
Por supuesto, gran parte de la moda del desierto en Coachella consistió en usar lo menos posible: hubo muchos vestidos transparentes sobre bikinis, así como tangas que sobresalían de los jeans de tiro bajo, imágenes que parecían sacadas del año 2000.
El regreso a los 2000 también se vio reflejado en las gafas, como las de de color rosa de tipo envolvente y sin montura que predominaron entre los asistentes.